Corría el año 1944, años en los que España se recuperaba de sus heridas tras la Guerra Civil. Madre Trinidad, seguía impulsando la nueva Congregación, nuestra Congregación … y allí donde sentía que Dios la quería, iniciaba una fundación donde sus hermanas, hijas también queridísimas, plantaran un jardín de Dios, un sitio de oración y acción listo para adorarle en espíritu y verdad. No solo literalmente a través de la adoración eucarística centro y motor de todos sus afanes fundacionales, sino también en los demás. Su opción preferencial era la juventud y la niñez. En sus hijas, reproducía el deseo que de niña la inundaba, acercar las almas de los niños al Sagrario, atraerlos a Jesús.
En un viaje que realizó de Granada (allí tenía una comunidad) a Madrid, coincidieron en el tren con unas personas con las que en el trayecto, se fueron conociendo. Entablaron una relación de amistad, sus nombres eran Carmen Perote, bilbaína y vecina de Deusto, y un sacerdote D. Gregorio Martínez Blanco.
Aquí surgió la chispa del Espíritu Santo, Carmen les puso en comunicación con D. Segundo Díaz, párroco de Deusto, que estaba buscando una Institución para atender a los niños de la Ribera de Deusto y cuidar de la capilla de aquella zona para el culto.
Desde aquel momento perdido en los años, 75 ya, han pasado muchos… ha llovido, nevado y de todo. Dios sin embargo, nos quiere aquí. Seguimos la impronta de nuestra Madre, al «querer todo lo que Dios quiere».
Artículo Madre de Dios – Bilbao