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En nuestra relación con los demás, muchas veces nos fijamos más en lo negativo del otro que en lo que realmente tienen de valor. Aprender a vivir con los demás supone tener una mirada limpia para ver más allá de lo que los ojos y las palabras nos puedan decir. He encontrado esta fábula de Alicia Silva que comparto.

La fábula del puerco espín

Durante la Edad de Hielo, (me pregunto quién estaba presente en la edad de hielo con capacidad intelectual de sacar estas conclusiones) muchos animales murieron a causa del frío.
Los puercoespín dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.

Así que tuvieron que hacer una elección: o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro. De esa forma pudieron sobrevivir.

Moraleja de la historia:

La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con los defectos de los demás y admirar sus cualidades.

Píénsalo… tú también eres puerco espín para los demás.

Madre Trinidad Feliz Pascua!!!
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