Hace días que hemos comenzado este tiempo de Cuaresma, y el papa Francisco nos invita a detenernos. Sí, en un mundo donde tenemos la sensación de que al día le faltan horas, el Santo Padre nos invita a “echar el freno”.
El papa Francisco en su exhortación para este tiempo de Cuaresma subraya que “es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido”.
“Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse, como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo. Por eso, la oración, la limosna y el ayuno no son tres ejercicios independientes, sino un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces el corazón atrofiado y aislado se despertará”. (Papa Francisco)
Empezamos un camino que va desde el Miércoles de Ceniza hasta la Vigilia Pascual, donde nuevamente renovaremos las promesas de nuestro Bautismo. Es momento de preparar con dedicación y mimo, una oración ante el Santísimo, donde tengamos presentes a tantos hermanos y hermanas que sufren en el mundo. Es momento para reconocer nuestra debilidad, es momento de llevar a cabo una conversión absoluta de nuestra vida. Es momento de dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo. Es momento de volver a Dios.
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