Nuestro apostolado, en cuanto religiosas, consiste primeramente en el testimonio de nuestra vida consagrada. El asombro por el don que Dios nos ha hecho en Cristo infunde en nuestra vida un dinamismo nuevo, comprometiéndonos a ser testigos de su amor. Queremos, por ello, manifestar con el ejemplo de nuestra vida y el testimonio de la palabra el nombre nuevo de que fuimos revestidas en el bautismo y en nuestra consagración por la acción Espíritu Santo.
Trabajamos por la educación cristiana integral, en clave evangelizadora y encontramos el ámbito de la escuela como lugar privilegiado para ejercer este servicio en cualquier lugar del mundo.