Presentación
Soy la Hermana Inmaculada da Concepción Gama.
Tengo 31 años
Soy de Timor- Oriental (continente de Asia).
Soy la séptima hija de mis hermanos.
Actualmente vivo en España (provincia Almería).
Testimonio vocacional
Queridos hermanos y hermanas, la vocación es una gracia de Dios. Esta vocación surgió a través de mis padres, porque ellos me habían transmitido el amor de Dios, el cariño y todo el cuidado que los padres tienen a los hijos.
A lo largo de mi vida descubrí mi vocación a través de la fe de mis padres. Ellos son para mí, un ejemplo de fe. Porque desde niña me enseñaron a conocer quien es Jesús para mí. Tengo una familia muy religiosa, que me enseñó a orar y conocer a Dios, que es amor. Siempre me dijeron que la oración es nuestra arma para defendernos de los peligros. ¡Es verdad! Pero, también es una forma de ponerte a agradecer todo el bien y todo lo bueno que tienes. El testimonio de mis padres fue fundamental en mi camino de fe, del camino de encontrar mi vocación, el camino de descubrir el amor de JESUCRISTO. Esto me lleva a tomar la decisión de consagrar mi vida a Cristo.
Cuando yo era niña en mi escuela, cuando alguien me preguntaba: ¿Qué piensas ser en el futuro? La respuesta era: quisiera ser monja. Normalmente, a las personas, esto le causa una impresión profunda, pero a mí no me importaba. Sentía dentro de mí ese deseo de seguir Jesucristo. No es que no pases por dificultades, porque, en toda vida las hay, cada vocación tiene las suyas. Pero lo importante es saber que no estamos solos, quien llama nunca nos abandona. Dios que te llama, no te va a abandonar, te apoya con su gracia, está siempre a tu lado. Este deseo que tenía, me sigue animando en cada momento de mi vida, porque descubrí, la vocación que Dios tenía para mí… todos rezaba para pedir la gracia de Dios que me ayudarar a realizar este sueño… para Dios nada es imposible.
En este punto, en el que me alegro de ser religiosa, de que sea mi camino, agradezco a Dios por mis padres, porque siempre me apoyaran en los momentos de mi decisión, me soportaron en este camino de fe, me ayudaron a caminar con entusiasmo. Siempre me dijeron: cuenta con nosotros, no estás sola, adelante… . Estas palabras de mis padres, son pmotivo de alegría, de dar gracias a Dios por su cariño, amor y cuidado. No solo por mis padres, agradezco también por las personas que pasaron por mi vida, estas personas son para mí, luz de Dios, porque a Dios no se le ve… estas personas se volvieron el rostro de Dios que se hace ver a través de los demás.
Ingresar al convento
En el año 2011/2012, entré en la Congregación Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios. Inicié mi primera etapa como aspirante durante un año. Y allí fue conociendo un poco más la Congregación y su carisma. Por otro lado, fue un momento muy difícil, porque no sabía hablarportugués, pero lo intentaba, costase lo que costase.
En 2013, dejé mi tierra natal y vine a Portugal para iniciar otra nueva etapa como postulante. Fue una etapa intensa de formación. Esta formación ayuda a formar jóvenes que quieran entregar su vida a Dios.
Sin embargo. El tiempo cambió, padecía mucho el frio invierno, tenía dificultad con la lengua. ¡Horrible! Pero, sabía que no estaba sola, alguien que me llama a este camino, está siempre conmigo, para ayudarme a superar estas dificultades.
A lo largo de estos años de formación, empecé otra etapa de Noviciado. Esta etapa me ayudó a cuestionar al Señor lo que quería de mí. Es momento de fijarme en Él y configurar mí vida en la vida de Cristo. Es momento de enamorarme de Cristo, dejarme seducir por él y dejar que Cristo sea el centro de mi vida.
Nueva misión
«Heme aquí Señor para hacer tu voluntad…». Todos los bautizados, son llamados a ser testigos de Cristo en este mundo, cada cual de diferente forma. Dice Cristo en su palabra: “No me elegisteis vosotros a mí, yo os elegí a vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca: para que todo lo que pidiereis del Padre en mi nombre, Él os lo dé”. (Jo 16, 16)
Por eso, mi misión como consagrada es ser testigo del amor de Dios al mundo, de salir de mí misma, de ir de tras de Cristo. Así, comencé a servir en la misión durante dos años en mi tierra natal. Ayudaba en el colegio y colaboraba en otros trabajos.
Seguir a Cristo, no es tan fácil, pero es posible. Seguir Cristo, implica dejar todo, amarlo sobre todas las cosas. Colocamos Cristo en la cima de todo y el resto es secundario. Esto de dejar es posible si contamos con la gracia de Dios que nos va a ayudar a liberarnos de las cosas que estorban la obra de Cristo. Lleva su tiempo. Podemos preguntar: ¿qué vamos dejar?
*salimos de nosotras mismas, a veces en contra de nuestra voluntad, para hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas.
* Dejar nuestra tierra que nos gusta, por una tierra lejana (misión)
* Aceptar la nueva realidad (cultura de otras personas, costumbres) etc.
Conclusión
Queridos hermanos en Cristo, a través de este medio de comunicación quiero agradecer por la oportunidad de dar el testimonio de mi vocación, especialmente agradezco el equipo de las redes sociales.
Quiero también decir a todos los jóvenes, que no tengáis miedo de escuchar la llamada de Dios en vuestras vidas y responder a su llamada con entusiasmo. Somos testigos hoy del amor de Dios en este mundo… “no tengáis miedo, Yo estoy con vosotros, hasta el fin del mundo”.
Jóvenes, mira a Cristo, vive en Cristo y camina con Cristo.
Jóvenes, Cristo es nuestra esperanza, paz, amor y alegría. Sin él, nuestra vida no tiene sentido.